Tras la expulsión del último rey, Roma se constituye en una República gobernada por una serie de magistrados
escogidos anualmente por los ciudadanos romanos de entre los notables que
forman el Senado
El año 510 adC es el
de la caída de la monarquía y el triunfo de la república. El mando militar y
político pasó a los magistrados electos y de duración limitada: los
cónsules (367 a.C.). A mediados del siglo V a.C.
aparece como magistratura suprema un colegio de diez miembro. El Senado está
constituido por 300 senadores, representantes de las familias más ricas, y no
tenía funciones específicas. Sus miembros eran nombrados por los magistrados,
con carácter vitalicio (desde finales del siglo IV a.C. durante cinco años). La
intervención popular en la vida política creció.
En estas
condiciones, Roma comienza la construcción de un imperio, conquistando la península Itálica, y
entrando en guerra con Cartagena en Hispania y con Grecia en el Peloponeso.